¿Realmente crees que abrirse al amor compasivo e incondicional sin prejuicios puede dañarnos mucho mas que encerrarnos en nosotros mismos con miedo a que nos roben lo que sea que haya para robar, incluso nuestra energía?

Realmente  no creo eso. Me animo a abrirme a pesar de los riesgos que mi mente cree que eso conlleva. Me animo a ver mi dolor y el de otros, a estar aquí, para mi, para quienes estén y necesiten. Si eso me trae dificultades, desequilibrios energéticos o lo que sea que me traiga, también me abro a eso.

No creo que mi vida deba estar llena de momentos placenteros, armónicos y equilibrados, esos “no momentos” son el equilibrio para formar otros. Se que todas nuestras vidas están llenas de idas y vueltas, de subidas y bajadas, de yines y yanes.

Vivir sin la ilusión de la perfecta armonía requiere coraje… coraje para poder estar con el dolor, el sufrimiento, la tristeza, lo duro y álgido, lo gris y lo blanco… he encontrado eso en mi vida muchas veces y solo estando allí con mi dolor he logrado superarlo. Prefiero la apertura de mi corazón para estar simplemente aquí y ahora, con lo que el universo, yo misma y los demás seres me ofrezcan en cada momento.